Para comprenderlo mejor, imaginamos que un empleado (precio) entra a trabajar en la 5ª planta de un edificio X.

Su buen trabajo y compromiso le hacen destacar dentro de su planta, pero al intentar ascender encuentra que su rendimiento no es suficiente como para ascender a la 6ª planta, por lo que se desanima y su rendimiento se normaliza, volviendo a «pisar el suelo» de su 5ª planta.

El trabajador, es su intento de ascender, se ha encontrado con una Resistencia (el techo de su planta). Y al desanimarse, ha corregido hasta el suelo de su planta (Soporte)

Mientras no cambien las circunstancias o haga méritos suficientes, el trabajador permanecerá en esa planta. Subiendo hasta el techo, chocando, bajando hasta el suelo, rebotando… El trabajador debe hacer méritos suficientes para que su ascenso sea sólido y pueda «romper» o cumplir con lo necesario para ascender a la siguiente planta.

Rompiendo techos. Perdiendo suelos.

Llegará un momento en que el trabajador demuestre su valía y «aporree» y rompa el techo de la 5ª planta, y esto significará que asciende hasta la 6ª planta. 

En ese momento, el techo de la 5ª planta se ha convertido en el Suelo de la 6ª. Y este suelo le Soportará (mientras antes le Resistía») y le impulsará hasta el techo de su nueva planta.

Pero puede ocurrir que, ya sea por bajar su rendimiento, circunstancias del mercado o recortes de personal, el empleado vuelva a caer a la 5ª planta, o a la 4ª. ¡O puede que suba hasta la 8º!

Por lo tanto, si tomamos perspectiva, dejamos pasar el tiempo (o estudiamos la historia del trabajador y ampliamos nuestra visión “gráfica”, podríamos ver que el periplo del empleado en el edificio podría dibujarse como algo parecido a esto (puede que nos recuerde a algo…):